Versículos del Salmo 141 del libro de Salmos de la Biblia.
Yo te invoco, Señor, ven pronto en mi ayuda: escucha mi voz cuando te llamo;
que mi oración suba hasta ti como el incienso, Apocalipsis 5, 8 y mis manos en alto, como la ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, un guardián en mi boca y un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes que mi corazón se incline a la maldad, o a cometer delitos con hombres perversos. ¡No, nunca gustaré de sus manjares!
Que el justo me golpee como amigo y me corrija, pero que el óleo del malvado no perfume mi cabeza: yo seguiré oponiendo mi oración a sus maldades.
Sus príncipes cayeron despeñados, esos que se complacían en oírme decir:
'Como una piedra de molino hecha pedazos están esparcidos nuestros huesos ante las fauces del Abismo'.
Pero mis ojos, Señor, están fijos en ti: en ti confío, no me dejes indefenso.
Protégeme del lazo que me han tendido y de las trampas de los que hacen el mal.
¡Caigan los malvados en sus propias redes, mientras yo paso sin hacerme daño!
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