Versículos del Salmo 84 del libro de Salmos de la Biblia.
¡Qué amable es tu Morada, Señor del Universo!
Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios.
¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! Pausa
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación!
Al pasar por el valle árido, lo convierten en un oasis; caen las primeras lluvias, y lo cubren de bendiciones;
ellos avanzan con vigor siempre creciente hasta contemplar a Dios en Sión.
Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob; Pausa
protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido.
Vale más un día en tus atrios que mil en otra parte; yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios antes que vivir entre malvados.
Porque el Señor es sol y escudo; el Señor da la gracia y la gloria, y no niega sus bienes a los que proceden con rectitud.
¡Señor del universo, feliz el hombre que confía en ti!
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