Versículos del Salmo 4 del libro de Salmos de la Biblia.
Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor, tú, que en la angustia me diste un desahogo: ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y ustedes, señores, ¿hasta cuando ultrajarán al que es mi Gloria, amarán lo que es falso y buscarán lo engañoso?
Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo: él me escucha siempre que lo invoco.
Tiemblen, y no pequen más; reflexionen en sus lechos y guarden silencio,
ofrezcan los sacrificios que son debidos y tengan confianza en el Señor.
Hay muchos que preguntan: '¿Quién nos mostrará la felicidad, si la luz de tu rostro, Señor, se ha alejado de nosotros?'
Pero tú has puesto en mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y el vino.
Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso.
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