Versículos del Salmo 7 del libro de Salmos de la Biblia.
Señor, Dios mío, en ti me refugio: sálvame de todos los que me persiguen;
líbrame, para que nadie pueda atraparme como un león, que destroza sin remedio.
Señor, Dios mío, si cometí alguna bajeza, o hay crímenes en mis manos;
si he pagado con traición a mi amigo o he despojado sin razón a mi adversario:
que el enemigo me persiga y me alcance, que aplaste mi vida contra el suelo y deje tendidas mis entrañas en el polvo. Pausa
Levántate, Señor, lleno de indignación; álzate contra el furor de mis adversarios. Despierta para el juicio que has convocado:
que una asamblea de pueblos te rodee, y presídelos tú, desde lo alto.
El Señor es el Juez de las naciones: júzgame, Señor, conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad.
¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, tú que eres un Dios justo, apoya al inocente.
Mi escudo es el Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón.
Dios es un Juez justo y puede irritarse en cualquier momento.
Si no se convierten, afilará la espada, tenderá su arco y apuntará;
preparará sus armas mortíferas, dispondrá sus flechas incendiarias.
El malvado concibe la maldad, está grávido de malicia y da a luz la mentira.
Cavó una fosa y la ahondó, pero él mismo cayó en la fosa que hizo:
su maldad se vuelve sobre su cabeza, su violencia recae sobre su cráneo.
Daré gracias al Señor por su justicia y cantaré al nombre del Señor Altísimo.
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