Versículos del Salmo 59 del libro de Salmos de la Biblia.
Líbrame de mis enemigos, Dios mío, defiéndeme de los que se levantan contra mí;
líbrame de los que hacen el mal y sálvame de los hombres sanguinarios.
Mira cómo me están acechando: los poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor,
sin culpa mía, se disponen para el ataque. Despierta, ven a mi encuentro y observa,
Señor de los ejércitos, Dios de Israel: levántate para castigar a las naciones, no tengas compasión de los traidores. Pausa
Vuelven al atardecer, aullando como perros, y recorren la ciudad.
Mira cómo sueltan sus lenguas, hay puñales en sus labios, y dicen: '¿Quién nos va a oír?'
Pero tú, Señor, te ríes de ellos y te burlas de todos los paganos.
Yo miro hacia ti, fuerza mía, porque Dios es mi baluarte;
él vendrá a mi encuentro con su gracia y me hará ver la derrota de mis enemigos.
Quítales la vida, Dios mío, y que mi pueblo no lo olvide: dispérsalos y derríbalos con tu poder, tú, Señor, que eres nuestro escudo.
Cada palabra que pronuncian es un pecado en su boca; ¡queden atrapados en su orgullo, por las blasfemias y mentiras que profieren!
Extermínalos con tu furor, extermínalos y que no existan más: así se sabrá que Dios gobierna en Israel y hasta los confines de la tierra. Pausa
Vuelven al atardecer, aullando como perros, y recorren la ciudad:
vagan en busca de comida; mientras no se sacian, siguen ladrando.
Pero yo cantaré tu poder, y celebraré tu amor de madrugada, porque tú has sido mi fortaleza y mi refugio en el peligro.
¡Yo te cantaré, fuerza mía, porque tú eres mi baluarte, Dios de misericordia!
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